22 de febrer del 2019

destrucció




Mires a donde mires en esa pintura, el templo derruido, el árbol seco, el burro hambriento, todo anuncia el final. Solo el juego funciona como distracción momentánea. Como ese perrito que tras el bombardeo de Berlín salió de entre los escombros, desenterró un hueso flaco con el que jugó un rato, y cuando vio el camión militar que pasaba a toda velocidad se tiró bajos las ruedas.

María Gainza El nervio óptico Barcelona: Anagrama, 2018, p. 43.