Federico García Lorca (1898-1936)
Mientras me quede voz
hablaré de mis muertos
tan quietos, tan callados,
tan molestos.
Mientras me quede voz
hablaré de sus sueños,
de todas las traiciones,
de todos los silencios,
de los huesos sin nombre
esperando el regreso,
de su entrega absoluta,
de su dolor de invierno.
Mientras me quede voz
no han de callar mis muertos.
Marisa Peña