Según la
tradición, el problema se resolvió el año 105 d.C., cuando T'sai Lun
inventó el papel, al emplear como
materia prima, en vez de restos de seda, otros materiales mucho más baratos:
cortezas vegetales, en especial fibra de morera, pero también restos de tejido
de algodón, viejas redes de pesca, etc. [...] Durante casi setecientos años
consiguieron los chinos mantener en secreto la fabricación de papel, pero
cuando los fabricantes chinos cayeron prisioneros de los árabes a mediados del
siglo VIII, quedó revelado el secreto y a partir de entonces comenzó la
peregrinación del papel a través del imperio árabe, hasta que, hacia 1100,
alcanzó Europa.
Svend
Dahl Historia del libro Madrid: Alianza
Editorial, 1972