El Preso: ¡Yo también la recuerdo!
Max: Yo le debo los únicos goces en la
lobreguez de mi ceguera. Todos los días, un patrono muerto, algunas veces,
dos... Eso consuela.
El Preso: No cuenta usted los obreros que
caen...
Max: Los obreros se reproducen populosamente,
de un modo comparable a las moscas. En cambio, los patronos, como los
elefantes, como todas las bestias poderosas y prehistóricas, procrean
lentamente. Saulo, hay que difundir por el mundo la religión nueva.
Ramón del Valle-Inclán Luces de bohemia (1924)