Arxiu Episcopal de Vic
Lo primero que hice fue exhibir los libros en la mesa del comedor, mientras mi madre terminaba de levantar los trastos del desayuno. Tuvo que armarse de una escoba para espantar a los hijos menores que querían cortar las ilustraciones con las tijeras de podar y a los perros callejeros que husmeaban los libros como si fueran de comer. También yo los olía, como hago siempre con todo libro nuevo, y los repasé todos al azar leyendo párrafos a saltos de mata.
Gabriel
García Márquez Vivir para contarla,
Mondadori, 2002.